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Concurso RDL - Sebanzuru: Las 1000 grullas.

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Thomarie1923's avatar
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"Sebanzuru: Las 1000 grullas"
oneshot

En una ciudad cualquiera, se encontraba un pequeño niño paseándose por su casa, a lo que llega a la sala de estar y encuentra a su padre sentado muy concentrado en un papel.

— ¿Origami? — pregunta.
— Sí hijo, estoy creando una grulla. — Responde su padre.
— ¿Y por qué? — Sin duda tenía mucha curiosidad.
— Es para agradecer de que tu madre está aquí con nosotros, si no fuera por esta ave, tu madre y yo no nos hubiéramos casado. — respondía con un tono cálido.
— ¿Es una ave que cumple deseos?
— Sólo siéntate y deja que te cuente una historia...

"Ese recuerdo de cuando estaba a punto de perderte, ese recuerdo de cuando pensé que nunca más te volvería a ver"

A la merced del aburrimiento, se encontraba este pelirrojo que con su rostro mostraba un notorio gesto de aburrimiento explicando que no tenía ninguna actividad digna de hacer. ¿Su nombre? Nada más que Tahiel.
Situado en su escritorio, se escuchaba ese sonido repetitivo que venía de su teclado, estaba buscando historias para leer y así pasar el rato. Luego de una pequeña búsqueda en su página de internet favorita, llegó a la sección de leyendas. Habían demasiadas para escoger, pero una le llamó la atención cuyo nombre era Sebanzuru: una leyenda japonesa muy normal, pero que logra atraer a mucha gente, incluyendo a la supersticiosa.

"Crea mil grullas y tu deseo se cumplirá" 

La leyenda japonesa trataba sobre una pareja en la segunda guerra mundial, la chica se enfermó gracias a la bomba atómica y el chico trata de juntar 1000 grullas de papel para curarla, ya que si juntabas las 1000 podías pedir un deseo.
Después de una larga noche de lectura, el pelirrojo al fin decide dormir, pero al escuchar ese ruido típico de cierta red social este se irritó.

— ¡Oye tú!
— Konomi, son las 3:00. ¿Cómo se te ocurre hablarme a esta hora?
— Te quería pedir algo.
— Vete a dormir. 
— Al menos tú no me estás dando el ejemplo...

Silencio. Konomi le había ganado esa mini batalla.

— ¿Y? ¿Qué quieres?
— Bueno, quedan pocas horas para el viaje y aún no decido con quien sentarme... ¿Te quieres sentar conmigo en el bus?
—No. — contestó Tahiel inmediatamente-
— ¿Ehh? ¿Y con quién te sentaras entonces?— preguntó apenada —
— Con James.
— Él se irá con Dezz.
— Entonces Judd.
— Él decidió irse en auto, ya tiene la edad para manejar.

Esto ya era muy molesto para él.

— Si prometes no cantar mientras escuchas música, está bien para mí.
— ¿EN SERIO? — aunque haya sido escrito, se podía sentir la emoción de la chica — Bien, nos vemos mañana~.

Tahiel no se tomó la molestia de responder y apaga su computador. Ya acostado, en vez de dormir comenzó a pensar en las historias leídas esta noche, especialmente una. ¿1000 grullas? Tahiel se cuestionaba qué tan lejos se podía llegar gracias a ese sentimiento llamado ‘amor’. Luego de un pequeño silencio, el pelirrojo se levanta y va a buscar un papel.

0001/1000

— Bueno, si un día encuentro mi deseo, sólo tendré que hacer 999… 

Dejó esa pequeña grulla de papel en su escritorio y comienza a dormir.
A la mañana siguiente, todo el grupo de amigos excepto el peliverde ya se habían encontrado y subido al bus hacia una playa cercana a la capital. Desde hace mucho tiempo que todos querían este viaje, así que estaban muy felices al ver como se iban alejando de sus casas dirigiéndose a sus esperadas vacaciones de verano.

— ¿Mil grullas?— preguntaba la chica con orejas de gato.
— Sí, pero cuando junta las mil, de todas formas la pareja murió. — terminaba de contar su historia.
— Eso fue muy triste.
— Sí…
— Pero… — interrumpe Kana —… si de verdad esa leyenda fuera real, yo los haría.
— ¿En serio? ¿Y por qué?
— Me gustaría cumplir mi deseo~.
— ¿Cuál deseo? 
— S-si te lo dijera no sería un secreto… — exclamaba mientras se volteaba mirando la ventana.

Tahiel volvió a su libro, sabía que no tendría que seguir preguntando pero, él tiene mucha curiosidad al respecto y eso le molesta.

“¿Cuál es tu mayor deseo?”

El bus no tardó mucho en llegar, los chicos descendieron y fueron a las respectivas cabañas. Fueron divididas en chicos y chicas para que no hubiera problema. Después de prepararse, fueron a la playa a pasar un buen rato: tomaron helado, cantaron, ya en la noche una fogata y alguna que otra pareja abrazada. Todos se veían felices, excepto una persona.

— Kana~ — le gritaba Aya desde lejos — ¿No vienes al agua?
— ¿Eh? No gracias, prefiero estar cerca del fuego un rato. — exclamó mientras se colocaba una manta en su espalda.

De alguna forma, Konomi no tenía ganas de hacer nada, sólo se limitaba a observar disimuladamente al pelirrojo situado al frente de ella. Sentía unas grandes ganas de llorar al recordar la carta que le había llegado hace unos días, era una carta del otro lado del mundo, una oferta, la cual no puede rechazar. Le dolería mucho si se despide de sus amigos, especialmente del chico al que mira a cada instante. 
La chica decide devolverse a la cabaña antes de los demás, por suerte no llamo la atención de nadie, o eso creía.

— ¿Enana? — no era más que el pelirrojo tocando su puerta.
— ¿Qué haces aquí, cuatro ojos? — la chica con orejas de gato quería sonar lo más normal posible, ya que quería ocultar esa voz que da luego de llorar.
— ¿Estás bien? — preguntaba Tahiel mientras trataba entrar.
— Sí~ ¿Acaso estabas preocupado?
— ¿Yo? Sí, claro…

El silencio incómodo no tardó en aparecer, por suerte no duró mucho.

— Cuatro ojos…
— ¿Qué pasó, enana?
— ¿Yo… te agrado?
— ¿Por qué preguntas eso? — preguntó sorprendido a tal pregunta.
— Por nada — respondió con una leve risa nerviosa — Bueno, ¿Por qué no ven una película? Arrendé unas, así que las podrían ver… — trató de cambiar el tema.
— ¿Y tú no vendrás?
— Yo me quedaré a dormir, tengo un fuerte dolor de cabeza~.
— ¿Segura que estás bien?
— Segura.

Tahiel sabía que algo andaba mal, pero de nuevo se ahorró las preguntas y le deseó buenas noches a Konomi antes de irse con los demás.

“Adiós”

Eran cerca de las diez de la tarde, luego de tanto pensar decidió irse esa misma noche de vuelta a la capital para tomar el aeropuerto e irse a estudiar su preciada carrera al otro lado del mundo. Se ahorró las despedidas y dejó una carta al dueño de la cabaña para que se la pasara a los chicos, de todas formas ella pensaba que volverían a hablar por internet o algo así. Pensaba.
Salió de la cabaña con sus maletas, logró ver de lejos a los chicos que aún seguían en la fogata, lamentablemente ella no pudo contenerse y comenzó a derramar lágrimas mientras veía como esa fogata se iba alejando de su vista. Ya en su capital a las 12 de la noche, Konomi toma el primer avión hacia su destino.

“¿Me extrañarías?”

De vuelta a las cabañas, Kanon y Sabrina decidieron volver a las cabañas para arreglar lo de las películas, pero al llegar a los dormitorios se dieron cuenta de que Kana ya no estaba ahí. Las chicas preocupadas vuelven a la fogata para avisarles a los demás que no la encontraban y así preocupándolos. El grupo comenzó a buscar a la chica por la ciudad, pero sin ninguna respuesta tuvieron que volver.
Ya eran cerca las 3 de la mañana y Tahiel no podía dormir, se quedó mirando el techo un momento y comenzó a pensar en ella, en su sonrisa, sus bromas y en cómo se insultaban mutuamente y comenzó a llorar. Luego de unos minutos, al pelirrojo le da una idea. Se para, busca un papel y comienza a crear el ave de la leyenda que había leído hace unos días.

0025/1000 

Tahiel se estaba quedando dormido luego de haber pasado una media hora haciendo grullas, pero algo le impidió hacerlo. Sintió como el vaso que tenía en la mesa se caía sola y como los cuadros se movían de un lado a otro.

— ¿Será que…?

No se equivocaba,  esto era un sismo, el primero de él y sus amigos. Rápidamente se levantó y despertó a los demás para salir de la cabaña y prevenirse de cualquier cosa. Como era de esperarse la cabaña no duró mucho en pie, al igual que el dueño de ésta. Terminado el movimiento decidieron ir a algún refugio para pasar el trauma y el miedo, lo que había en ese refugio era aterrador: personas llorando, personas heridas, personas muertas.
Obviamente la chica del mechón rosa ya no podía mas y rompió en llanto mientras trataba de estar lo más cerca de su amigo de peliazul que trataba de consolarla lo más que podía. Tahiel quería olvidarse de esto un poco y trató de leer un libro que había salvado, pero lo único que lograba pensar eran los momentos que tuvo con la chica que llegó a gustarle y que recién lo admitía, la extrañaba y mucho. Trató de secarse las lágrimas para que nadie lo notara, pero Aya llega con sus ojos llenos de tristeza.

— Esto lo encontré camino a la cabaña, bajo los millones de escombros cerca de la carretera.

Era un accesorio, con orejas de gato. Tahiel no pudo más y comenzó a llorar desesperadamente mientras no apartaba ese objeto de su pecho.

“Haría lo que fuera para que estuvieras aquí de nuevo”

— ¿Eh? Mis orejas no están…

Konomi al fin había llegado a Kioto y se había dirigido hacia su nuevo departamento. Había de lo básico, hasta televisión, pero como aún no se perfeccionaba no la decidió encender. Luego de unos minutos buscando escucha la puerta.

— ¿Usted es la señorita Konomi? — al parecer era el conserje.
— Sí.
— Primero quiero disculparme por lo que ha pasado en su país.
— ¿Qué? ¿Qué pasó?
— ¿Eh? ¿La señorita Konomi no vivió el terremoto?
— Usted se debe estar equivocando, no ha habido ningún terremoto por mi país.
— Oh, entonces debió estar en el avión cuando ocurrió.

El conserje le había mostrado una noticia de internet, claramente estaba en japonés, cosa que con esfuerzo Konomi pudo entender. La noticia la impactó al instante, corrió a buscar su computadora para buscar información. Quería contactarse con sus amigos, pero le era imposible, ya que como fue de gran intensidad no habría forma de comunicarse.
Siguió y siguió buscando información de la ciudad donde estaban sus compañeros, familia y amigos, pero no consiguió nada, hasta que vio las cabañas destruidas completamente.  Konomi pensó lo peor y comenzó a llorar. ¿Será que sus amigos murieron aplastados? ¿O ahogados? ¿Tahiel? ¿Habrá alcanzado a leer su carta? Tantas preguntas en su cabeza la hicieron explotar emocionalmente.

“Lamento no haberme despedido bien”

Tahiel volvió a su hogar y Konomi no supo nada más de ellos, tuvieron que aceptarlo, pero aún no lo superan completamente. Tahiel comenzó la universidad y comenzó a estudiar lo mismo que Konomi, ya que a los dos les gustaba eso de electrónica, sin embargo Tahiel se había hecho una promesa de que él tenía que hacer una grulla de papel cada vez que recordara algo de esa chica que tanto amaba y guardarla en una cajita junto con el accesorio.

“Ojalá se cumpla mi deseo”

Su sonrisa...
0219/1000

... sus ojos brillantes...
0300/1000

... los recuerdos de cuando la pasábamos bien...
0503/1000

... su inteligencia...
0700/1000

... su carisma...
0815/1000

... y todas las cosas que encontraba hermosas y únicas en ella.
0999/1000


Pasaron unos dos años, quizás algo más, Tahiel recibe una llamada.

— ¿Aló?
— ¿Usted es el señor Tahiel?
— Sí…
— Usted hace unos 2 años vino a vacacionar cerca de la ciudad, ¿Cierto?
— ¿Cómo sabe eso?
— Soy la hija del dueño fallecido y bueno, nos hemos encontrado una carta que iba dedicada a un tal Tahiel de parte de Konomi.
— …
— ¿Aló?

Tahiel cortó al instante, armó sus maletas y se fue directo a un terminal de buses, estuvo despierto todo el viaje hasta esa ciudad y desde que tocó el suelo comenzó a correr hacia esa cabaña. Al llegar se encontró con otra cabaña muy distinta, remodelada. No dudó en entrar y preguntó en recepción sobre la hija del dueño para que le entregase la carta. No tardó mucho en llegar así que luego de recibirla se dirigió a la sala principal para leerla. Pero antes…

1000/1000

“Querido cuatro ojos:
Es difícil decir esto, hace unos meses me llegó una carta de una universidad de Kioto y me ofrecieron una beca en una carrera de computación, la oferta era única así que no pude rechazarla. Desde hace tiempo yo pensaba que iríamos juntos a la universidad, aún más. ¿Te acuerdas de mi deseo? Aunque suene muy cursi, mi deseo era estar contigo para siempre. Tengo la esperanza de que también ese haya sido tu deseo. Fui muy cobarde al no despedirme, ya que no quería que me vieras llorar… ¡Qué vergonzoso! Te extrañaré mucho y sé que tú igual. No te diré adiós, porque no será la última que nos veamos, ¿Cierto? ¿Me vendrás a ver? ¡Tengo que presumirte lo bien que me irá! Ojalá le expliques lo ocurrido a los demás, no quería arruinarles la fogata. Tahiel… ¡Te amo!
                Niña kindergarden.
Oh, si un día llegas a ir a Japón, no dudes en visitarme ¿Sí? La dirección está al reverso.”

El pelirrojo no podía creerlo. ¡Estuvo todos estos años viva! 
No podía dejar de sonreír y de agradecerle a la hija del dueño, luego de tanta felicidad hizo lo imposible.
Al día siguiente, Tahiel ya se encontraba en el aeropuerto de Kioto, sin decir nada y sin decirle a nadie. Lo único que deseaba era estar de nuevo con esa chica que tanto quería y admiraba en secreto. Se dedicó unas cuantas horas en encontrar la dirección y al encontrarla…
Konomi estaba sentada en su sillón comiendo pockys mientras estaba navegando por internet, en sus momentos de ocio le daba por leer, así que buscó en su página favorita, hoy quería algo diferente, así que se fue a la sección de leyendas. Se impresionó al leer el título que le trajo tantos recuerdos: “Sebanzuru”. Luego de leerla se animó y fue a buscar un papel, cuando terminó de crearla, sintió algo cálido en su corazón y comenzó a pensar en Tahiel y cómo sería si él estuviese aquí. Un golpeteo en su puerta la sacó de sus pensamientos, luego de secarse las pequeñas lágrimas decide ir a la puerta y cuando la abre sintió como si todo esto fuera un sueño del cual al fin era real.

—… ¿Tahiel?
elrubiusOMG: OMG  ¡Woooah! ¡Primer lugar! Aunque me hubiera gustado no ser la única en esa categoría u-ú, bueno, los que no participaron se lo pierden. :heart:


Tahiel, Konomi (c) Ciomy
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Comments4
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P4ofer's avatar
¡Que lindo! ¡Tan... Perfecto!